Konstantinos Th. Makripidis M.D.
Cirujano ORL – Cirugía Plástica Facial
Miembro de la Academia Europea de Cirugía Plástica Facial
(Artículo en el periódico “GRECIA MAÑANA”)
La rinoplastia es una de las cirugías más habituales y millones de hombres y mujeres recurren a ella cada año. Las personas que se someten a una rinoplastia proceden a la operación, tanto por problemas de salud funcionales como por motivos estéticos, en una proporción de aproximadamente 50-50. En la población de pacientes sometidos a rinoplastia por motivos de salud, la proporción de hombres a mujeres es aproximadamente la misma, mientras que en la población que se somete a rinoplastia por motivos estéticos predominan las mujeres, pero con un porcentaje creciente de hombres.
La rinoplastia es una de las cirugías más habituales y millones de hombres y mujeres recurren a ella cada año. Las personas que se someten a una rinoplastia proceden a la operación, tanto por problemas de salud funcionales como por motivos estéticos, en una proporción de aproximadamente 50-50. En la población de pacientes sometidos a rinoplastia por motivos de salud, la proporción de hombres respecto a mujeres es aproximadamente la misma, mientras que en la población que se somete a rinoplastia por motivos estéticos predominan las mujeres, pero con un porcentaje cada vez mayor de hombres.
Pero primero veamos la parte estética de la rinoplastia. Es un hecho indiscutible que la forma y el tamaño de la nariz es un elemento crucial para la apariencia del rostro de una persona. La nariz es esencialmente un eje vertical alrededor del cual las otras características se colocan simétricamente. Esto prácticamente significa que el más mínimo cambio en la apariencia de la nariz puede cambiar en gran medida la imagen general de la cara. El objetivo de la rinoplastia es mejorar el aspecto y las proporciones de la nariz, para que exista una perfecta armonía con el resto del rostro. La rinoplastia también puede corregir deformidades que pueden deberse a una lesión, así como malformaciones congénitas. La rinoplastia ayuda a mejorar la apariencia, aumenta la confianza en sí mismo y la autoestima de la persona y, en última instancia, contribuye a la buena salud mental del paciente, especialmente en los casos en los que cualquier deformidad afecta significativamente al individuo.
Pero la rinoplastia, además de estética, también puede ser funcional, con el objetivo de corregir problemas con el diafragma o la respiración. Después de una rinoplastia exitosa, la función nasal mejora enormemente y el paciente adquiere una respiración normal por la nariz. Este último es necesario para una correcta inhalación y, por tanto, para la oxigenación, evitando los ronquidos y la falta de aire principalmente durante; sueño, así como la prevención de ataques de «apnea del sueño», es decir, cese de la respiración durante el sueño. Esto evita sobrecargar otros sistemas, como el cardiovascular o el respiratorio. La rinoplastia funcional también mejora la importantísima función de protección, filtración y purificación del aire que ofrece la nariz, ya que es el “acondicionador” del cuerpo. Asimismo, los ataques de sinusitis y otitis se reducen o incluso desaparecen, tras la buena permeabilidad de las fosas nasales. El resultado final de mejorar todos estos parámetros, es que la persona respire mejor, sienta un mayor bienestar y gane mayor resistencia en sus actividades diarias.
La rinoplastia se realiza en personas mayores de 18 años, para que la forma de la nariz sea completa. El candidato debe tener expectativas realistas y en ningún caso tratar de parecerse a un modelo moderno de belleza. El rinocirujano debe individualizar cada caso, ya que cada persona es única, con una estructura especial y sobre esta estructura se debe planificar cada intervención. Esto prácticamente significa que se deben realizar pequeños cambios en la forma y volumen de la nariz, para que exista simetría y armonía con las líneas estéticas dorsales del rostro. El rostro debe tener un aspecto natural y no “burlado” y en ningún caso debe reconocerse que la nariz está operada.
Se deben concertar una o dos citas antes de la operación, para que el cirujano pueda explicar en detalle al paciente los objetivos de la operación, las posibilidades que existen y el curso postoperatorio.
En estas reuniones también se toman fotos y en colaboración con el interesado se realiza el procesamiento adecuado para que tenga una imagen del resultado deseado. Preoperatoriamente, se realiza una prueba completa de hematología y laboratorio, mientras que la persona debe dejar de fumar varios días antes de la operación. El cirujano también analiza en detalle con el paciente el tipo de anestesia que se le va a administrar.
La operación suele durar de 1,5 a 2,5 horas. Se aplica la técnica de rinoplastia más moderna y no traumática. Según este método, la rinoplastia se realiza a través de incisiones ubicadas dentro de la nariz y a través de estas incisiones se desprende parcialmente la piel para que haya acceso al esqueleto de la nariz. Después de exponer el esqueleto cartilaginoso y óseo de la nariz, el cirujano procede con las modificaciones necesarias según corresponda. El cirujano generalmente extrae cartílago, pero a veces es posible que deba agregar secciones de cartílago. Es posible que se hayan extraído de algunas partes de la nariz donde se necesitaba una reducción, o que se hayan extraído del cartílago del diafragma o del cartílago de la oreja (sin cambiar, por supuesto, la forma externa de la oreja). En algunos casos (y solo si es absolutamente necesario) se pueden utilizar implantes especiales de biomateriales. A continuación, el médico puede proceder a corregir y restaurar el diafragma, en los casos en que exista deformidad o desviación en el diafragma (cirugía diafragmática). En la etapa final, las incisiones convergen con suturas absorbibles, mientras que en esta etapa se pueden hacer cambios en las fosas nasales si es necesario. Al final, se colocan pequeños tampones dentro de la nariz y una férula en la nariz.
La mayoría de las personas pueden salir del hospital en la tarde del mismo día, mientras que otras pueden pasar la noche para el seguimiento posoperatorio. La persona no siente dolor, sino solo una leve molestia inicial al respirar. Generalmente es una operación indolora sin complicaciones postoperatorias, edemas postoperatorios o hematomas, dado que el cirujano que realiza la operación es un rinocirujano especialmente capacitado, especializado y con gran experiencia. La férula se retira después de aproximadamente 10 días, mientras que el paciente puede volver a trabajar después de aproximadamente 1 semana.